Junio de 2013 fue un momento único en la historia de la movilización juvenil brasileña. Más de seis millones de jóvenes estaban presentes en las calles para reivindicar mejoras, luchar por una causa o simplemente para expresar su insatisfacción con el escenario político de la época. Independientemente de los motivos, reales o superficiales, cada joven pudo exteriorizarlos durante ese período.
Esta es la opinión de Darlan Pires Lamas Dal-Bianco, un joven brasileño de 24 años que junto a Juan Enrique Mares Ribeiro, es responsable del blog APONTE Brasil. Un proyecto que busca involucrar a los jóvenes brasileños en asuntos ligados a la política y a la gestión pública de los problemas reales de sus ciudades.
En opinión del autor, la juventud de hoy en día es contemporánea de dos eventos importantes: el surgimiento de internet y la redemocratización de Brasil. El primero de ellos llevo a los jóvenes a presenciar el advenimiento de las nuevas tecnologías, la globalización del conocimiento y el acceso ilimitado a una gran cantidad de información. No obstante, el volumen y la velocidad con la que se consume y comparte toda esta información, en opinión de Dal-Bianco, raramente permite a los jóvenes profundizar en alguna temática, a pesar de que sea de su interés. Una prueba de ello, dirá, se observa en la superficialidad de los argumentos y las discusiones que se pueden leer en el espacio de las redes sociales.
«Es mucho más fácil replicar una opinión que veo en mi feed de noticias, cuando miro fotos de mis amigos viajando y en la discoteca, que buscar diferentes puntos de vista, entenderlos y formar mi propia opinión. Puede parecer algo distante, pero es la visión de un número considerable de personas».
Al igual que existen grupos de jóvenes que no muestran mucho interés en profundizar en la complejidad de los problemas que les rodean, Darlan Dal-Bianco reconoce la presencia de una generación con una formación escolar/académica mejor que la de sus padres y que se interesa por los temas relacionados con la política:
«Según la investigación: El joven brasileño y el futuro del país, realizado por el Núcleo de Tendências e Pesquisa Espaço Experiência FAMECOS/PUCRS, en septiembre de 2016 – la política se encuadra como el tercer contenido que más interesa a los jóvenes, frente a asuntos como el deporte o la tecnología”. A pesar de este interés, el autor reconoce que realmente son pocos los jóvenes que participan en política: porque no creen en los partidos tradicionales, porque no saben por dónde comenzar o porque nunca se pararon a pensar en eso.
Ciertamente, el descrédito de los jóvenes con respecto a las fórmulas clásicas de participación política es una realidad expuesta por varios expertos en la materia. En este sentido, Lívia Abdalla comenta las preferencias de los jóvenes brasileños por otras fórmulas de movilización política, como pueden ser los colectivos, que revelan una mayor autonomía frente a las estructuras estatales y un perfil mucho más democrático y efímero.
Los jóvenes demandan una mayor formación relacionada con la gestión pública y los asuntos políticos.
Darlan Dal-Bianco mencionará también los resultados de otra encuesta, “Sonho Brasileiro da Política”, en donde el 65% de los jóvenes expresaron la necesidad de que se imparta este tipo de formación en las escuelas y el 43% en universidades y facultades.
«Tampoco podemos dejar a un lado las diversas iniciativas que están surgiendo actualmente. Son programas de formación en gestión pública, trainees para el sector público, cursos que enseñan teorías políticas, entre otros. El éxito de estas propuestas consiste en que van al encuentro de esos jóvenes que quieren saber más sobre el tema y hacer algo más real que meras discusiones filosóficas o de Facebook”.
La visión de la política como sinónimo de corrupción o como algo aburrido se difumina cuando el joven empieza a darse cuenta de la importancia de su participación y el impacto que esto puede generar.
Los jóvenes conocidos por Generación Y o Millenials, tienen fama de ser individualistas y competitivos. En opinión de autor, esto puede volverse peligroso cuando las discusiones están muy polarizadas y no hay un verdadero intercambio de ideas, más bien solamente una confrontación de ideales. En este momento, es cuando un conocimiento profundo aliado con el respeto por la opinión contraria, permite al joven manifestar su opinión de manera efectiva.
Invertir la lógica de una población joven y sin contenido, hacia una población activa que adquiera credibilidad frente al resto de sectores de la sociedad, aun encuentra resistencias y obstáculos, principalmente por el modelo y la cultura política actual.
«Los políticos tradicionales no hablan el mismo idioma que los jóvenes, son realidades distantes y esto nos aleja de una posible representatividad. El joven no se siente representado y no asume su responsabilidad porque no cree en el sistema actual».
La transición hacia una juventud activa es un camino largo. Pero para Dal-Bianco es un proceso que se puede acortar, si conseguimos pasar de imaginar la maquina política como un “bicho de siete cabezas”, a verla como algo que necesita ser entendido para poder cambiarlo desde dentro.
En resumen, la opinión de este joven brasileño parece apuntar a la necesidad de mejorar el estudio y la formación con respecto a los asuntos políticos de su país, si se desea romper la distancia que actualmente separa a los jóvenes de las instituciones públicas. Lejos de atribuir únicamente al Estado dicha responsabilidad, apela a la necesidad de que su generación desarrolle el interés por querer involucrarse en los problemas que les afectan directamente. El Estado puede y debe darles las herramientas necesarias para intentar construir el mundo que desean, pero son los propios jóvenes los que tienen que decidirse a utilizarlas.
Fuente: Blog APONTE Brasil. «O paradoxo da participação jovem na política brasileira», por Darlan Dal-Bianco.