ODS 4: Educación de calidad

La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS), adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, fueron concebidos como una Agenda ambiciosa y universal que trata de impulsar el tránsito de los países y de la Comunidad Internacional hacia estrategias de desarrollo incluyentes y sostenibles.

La redacción de los 17 ODS movilizó a más de 5 millones de personas entre representantes de los estados, la sociedad civil, el sector privado y la academia,  que participaron en conferencias intergubernamentales, paneles de expertos y grupos de trabajo ad hoc organizados a nivel nacional, regional y sectorial. Por tanto, debe reconocerse como una Agenda construida a través de un amplio proceso participativo.

En la Declaración, los Jefes de Estado y de Gobierno “se comprometen a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”. En este sentido, los ODS se conciben como una llamada a realizar un esfuerzo conjunto para transformar el mundo (desarrollado y los países en desarrollo), basado en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, esto es, tomando en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo de cada país y respetando sus políticas y prioridades nacionales.

Finalmente los ODS deben entenderse como “normas” multilaterales no vinculantes, es decir, carecen de obligatoriedad jurídica para los Estados. No obstante, tal y como apunta el profesor Jose Antonio Sanahuja[i], esto no las hace menos relevantes. Cuando los objetivos globales, cuentan con calendarios, metas e indicadores, se configuran como guía de referencia para la evaluación comparada del desempeño de cada país u organismo internacional. En este sentido, mecanismos como la presión reputacional, la emulación en los ránquines internacionales y la presión de los pares al vincularse con la ayuda externa, conforman un marco de incentivos y sanciones que, aunque en gran medida sea de carácter simbólico, pueden impulsar cambios sustanciales en los marcos políticos y legislativos.

El lugar que ocupa la educación en la Agenda 2030

«Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos»

La Educación ocupa un lugar central en la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible puesto que, dentro del amplio ámbito de acción de la Agenda, figura como un objetivo en sí mismo (ODS 4) desglosado en 7 metas y 3 medios de implementación (Vea Metas específicas del Objetivo 4).

En relación a los hitos anteriores que marcaron el movimiento educativo mundial (Objetivos de Educación Para Todos, Objetivo de Desarrollo del Milenio nº2, etc.), la Agenda Mundial de Educación 2030 y el ODS4 proponen un marco de actuación mucho más amplio y ambicioso, especialmente en lo que respecta a tres principales elementos:

1. La cobertura educativa se amplía abarcando desde la educación en la primera infancia y preescolar a la educación secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad. Al tiempo que se introducen metas relativas a la capacitación técnica y profesional para el empleo, incluida la enseñanza universitaria.

2. Se hace una apuesta decidida por la inclusión y por el desarrollo de medidas para combatir las desigualdades económicas y de género. En este sentido se busca garantizar un acceso más equitativo a todos los niveles educativos y de capacitación profesional para los grupos más vulnerables de la población, incluidas las personas con discapacidades y las poblaciones indígenas.

3. Se subraya la importancia de la calidad y la pertinencia del aprendizaje: El ODS 4 apuesta por un aprendizaje eficaz y la adquisición de conocimientos, capacidades y competencias relevantes a lo largo de la vida. Al tiempo que no renuncia a la pertinencia del aprendizaje, tanto en términos de competencias técnicas y profesionales para un trabajo decente, como para el ejercicio de la ‘ciudadanía global’ en un mundo plural, interdependiente e interconectado.

¿Cómo se integran las metas del ODS4 en el contexto específico de cada país?

Como puede resultar lógico, la “implementación” del ODS 4 en cada país supone un esfuerzo de armonización/adaptación de las políticas y los planes educativos nacionales a las diferentes metas. El grado de armonización de las políticas y los planes nacionales respecto del ODS 4 depende de las prioridades políticas, los ciclos de planificación, los arreglos institucionales y las capacidades humanas, técnicas y financieras de cada país.

Para orientar a los gobiernos y sus socios en la tarea de convertir los compromisos en acción, en noviembre de 2015 se aprueba el Marco de Acción Educación 2030 (liderado por UNESCO), donde se proponen estrategias indicativas para abordar cada  meta y las diversas modalidades de aplicación que existen. Siendo conscientes de que los contextos específicos de cada país determinarán como y  a qué ritmo se implementaran las metas del ODS4, podemos decir que en términos generales, el proceso para traducir los compromisos globales a nivel nacional pivota sobre dos núcleos de actuaciones: El primero consiste en la necesidad de construir una visión compartida a nivel nacional, esto implica la realización de un proceso participativo en el que estén representados todos los actores involucrados en el desarrollo del sistema nacional de educación. El segundo comportaría la evaluación de la disposición nacional, esto es, una evaluación de la política, la planificación, el seguimiento y los contextos de gestión de los sistemas educativos nacionales con el fin de identificar las brechas con los compromisos y las ambiciones del ODS 4, así como las acciones que se necesitan para fortalecer, ajustar y/o adaptar los marcos y procesos políticos y de planificación para que reflejen las metas y los compromisos de 2030[ii].

¿Cómo se van a  ir midiendo los progresos?

Para medir los progresos de las metas educativas en la Agenda 2030, el Grupo Consultivo Técnico (TAG, por sus siglas en inglés) creado por la UNESCO, estableció una serie de indicadores a nivel mundial, regional, nacional y también temático. En lo que respecta a América Latina y el Caribe,  el Instituto de Estadística de UNESCO realizó un diagnóstico en Agosto de 2016[iii]  para evaluar disponibilidad de información para el cálculo de los indicadores del ODS 4. En términos generales, las conclusiones apuntan a una buena disponibilidad de datos recogidos por los sistemas nacionales de información educativa de la región, aunque existe menor disponibilidad y frecuencia de actualización en el Caribe. Quizás las mayores dificultades (a nivel regional) se encuentren en el escaso desarrollo de evaluaciones de competencia para la población joven y adulta, y en la disponibilidad de estadísticas para medir el concepto de “preparación” de los niños más pequeños para iniciar la educación primaria. Cuestiones ambas que requerirán coordinar los esfuerzos regionales para fortalecer los sistemas de medición.

Una forma sencilla para conocer el progreso de cada país en el cumplimiento de las metas del ODS4 y los indicadores establecidos para cada una de ellas, es a través de la herramienta eAtlas para la Agenda de Educación 2030. Donde se ofrece información desagregada para cada meta e indicador así como una comparativa entre países. (ingresar en la imagen)

eAtlas para la Agenda de Educación 2030

eAtlas para la Agenda de Educación 2030

Finalmente… ¿Cómo se van a financiar las metas relativas al objetivo 4?

Uno de los desafíos más importantes que plantea la adopción de una agenda tan ambiciosa y transformativa guarda relación con la financiación de los Objetivos y metas.

Como hemos dicho anteriormente, la responsabilidad de aplicar con éxito la Agenda de Educación 2030 corresponde a los gobiernos, es por ello que los recursos internos constituyen la principal fuente de financiación.  A este respecto, en la Declaración de Incheon los países se comprometieron a destinar por lo menos entre el 4% y el 6% del producto interno bruto (PIB) a la educación; y/o a asignar por lo menos entre el 15% y el 20% del gasto público a la educación.

Es evidente que no todos los países de América Latina y el Caribe avanzan al mismo ritmo en los que respecta a la educación, los países menos adelantados necesitaran por ello mayores inversiones para alcanzar las metas. En estos casos la ayuda externa  juega un papel importante, incluida la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD), especialmente por su  capacidad para catalizar la movilización de recursos adicionales de otras fuentes, públicas y privadas.

La adopción de la Agenda 2030 impulsó la puesta en marcha de diversos procesos y mecanismos globales para financiar el ODS 4. Además de la agenda (general) de financiación adoptada en la Tercera Conferencia Internacional  sobre  la Financiación para el Desarrollo (Addis Abeba, 13-16 julio de 2015), existen mecanismos específicos para financiar las metas educativas, como pueden ser la Alianza Mundial para la Educación y El fondo “La educación no puede esperar”. A pesar de todos estos instrumentos la cantidad de ayuda asignada a la educación ha venido disminuyendo durante seis años consecutivos y según un reciente estudio publicado por la UNESCO[iiii] , si no se revierte esta tendencia a la baja y no se redistribuye la ayuda hacia los países y sectores más necesitados de financiación, difícilmente se alcanzarán las metas del ODS4.

 

Referencias

[i] Sanahuja, J. A. (2016). La Agenda 2030 de desarrollo sostenible: de la cooperación Norte-Sur al imperativo universalista del desarrollo global. Gaceta sindical: reflexión y debate, (26), 205-221.

[ii] Para saber más como se pueden traducir los compromisos del ODS 4 a nivel nacional consulte el documento “Desglosar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 Educación 2030” (UNESCO).

[iii] UNESCO-UIS (2016). Disponibilidad de información para el cálculo de los indicadores OSD 4–Educación 2030 Diagnóstico para América Latina y el Caribe. http://dx.doi.org/10.15220/978-92-9189-198-6-sp

[iiii] UNESCO (2017). Aid to education is stagnating and not going to countries most in need. Policy Paper (31), May 2017. http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002495/249568e.pdf